martes, 19 de mayo de 2015

Aventura asiática (días 4 y 5): Khon Kaen (Tailandia)

Cuando me levanté el cuarto día, desayuné y me puse en camino hacia la facultad. Almorzamos allí mismo y asistí a una de las clases de Merche. Nunca la había visto en acción pero me quedé fascinada por lo bien que hace su trabajo. Justo después, de 2.30 a 4.00 me tocaba a mí... Merche me propuso dar una clase de español a sus alumnos en la asignatura de Turismo, y así lo hicimos. Fue una experiencia maravillosa. Tanto, que durante unos meses estuve planteándome el seguir estudiando para poder dar clase de español a extranjeros, pero al final la vida me ha llevado por otros derroteros.
De vuelta a casa compramos un montón de frutas: papaya, cantalup, uvas, dragon fruit, jackfruit... ¡¡¡buenísimas todas!!! Vaya merienda. 
Una vez que recuperamos fuerzas nos dimos un paseo por el Templo de la ciudad, Nong Wen (Fotos), dimos un paseo nocturno al lado del lago y cenamos en el mercado de Turon.



De vuelta a casa tuvimos una nueva charla muy enriquecedora antes de dormir. Las apasionantes conversaciones que mantuve con Merche y Álvaro mientras estuve en Khon Kaen me alimentaban el espíritu aunque me quitaran horas de sueño. Esas charlas me dieron otro punto de vista, otro enfoque sobre la vida y la búsqueda de la felicidad. Me hicieron recapacitar sobre lo realmente importante y en cierto modo cambiaron algo en mí. Gracias por esos ratos y por vuestra sabiduría, porque otra manera de vivir es posible. 

Al día siguiente tuvimos alguna que otra anécdota. Resulta que después de unos días en Tailandia mi viaje continuaba en solitario por tierras Camboyanas y para entrar al país es necesario un visado con fotografía reciente, así que fui a una tienda donde hacen fotografías muy cerca de la universidad. La toma de la instantánea no tardó nada, un visto y no visto, pero nos pidió que esperásemos un momento a que la imprimiera. Y pasaban los minutos, y las fotos no salían... y venga a esperar. Veinte minutos más tarde, recibimos a la señora toda apurada, pidiéndonos disculpas por la tardanza. Cuando nos dio las fotos impresas entendimos en qué había empleado el tiempo... Atentos a la foto...

Al parecer en Tailandia todo el mundo pide que le hagan un retoque con Photoshop cuando se hace fotos, y conmigo la señora tuvo mucho trabajo para adaptarme a los estándares tailandeses. Es una pena que la foto esté hecha con el móvil y no se aprecie, pero... donde está mi narizota?? Y cuál es la razón de esas cejas negras de medio metro que parecen dos gatitos acostados?? Hasta la forma de la cara me la retocó, por no hablar del color del pelo. Me pareció muy muy gracioso el concepto de belleza que se tiene en cada sitio, pero me dio miedo que en Camboya no me dejaran entrar porque la de la foto no era yo...









Cuando salimos de allí nos dirigimos hacia el hospital para darnos un masaje tradicional tailandés. Mientras esperábamos para entrar, estuvimos ojeando una revista y... sorpresa... encontramos un artículo sobre Júzcar, el pueblo pitufo!!!... casi nos emocionamos. El masaje posterior fue espectacular aunque doloroso, y salimos como nuevas. Después de esto cenamos y a la cama porque al día siguiente poníamos rumbo a Phuket. 


Continuará...